Por: Julio Foyaín
En mi post pasado (“ Riesgos en la economía global: ¿Qué puede hacer la pyme?”) intenté, en forma muy general, evidenciar las condiciones del actual contexto económico global y del reto que significa este escenario y su tendencia en el corto y mediano plazo para la pyme de la región de Ibero-américa (España + región LAC). De igual manera, indicaba cinco (5) elementos para mejorar la competitividad internacional, y en especial, indicábamos el elemento cooperación y alianzas (integraciones en los mercados de origen y destino) como uno de los elementos claves para hacer frente al contexto indicado.
Por otro lado, es bien sabido, que existen características y/o determinantes claves para el éxito de la exportación de la pyme. Pues bien, según los investigadores, “existen consenso en la literatura al explicar que para estudiar el resultado de la internacionalización de las empresas se requiere analizar tanto los factores internos como los externos (Horta, 2012)”. Dentro de los factores internos, “el tamaño de la pyme ha sido vinculado positivamente al fenómeno exportador en la literatura” (Botello, 2014).
Un modelo de éxito económico a nivel mundial es la economía alemana, y en forma específica, su sector exportador es de las más dinámicas (tercero en el top 10). ¿Pero a qué se debe su éxito?, según Luis Pardo (“ El mittelstand alemán: ¿El secreto del éxito para las pymes españolas”), se debe seguramente, a las bases del “Mittelstand”, modelo económico alternativo donde las pymes de Alemania comparten aspectos de la cultura organizativa: largoplacistas, hiperespecialización, innovación, vocación internacional, gestión familiar (pero sin renunciar a la rigurosidad de la idiosincrasia alemana), más medianas que pequeñas (en Alemania predominan las empresas medianas: 50 a 249 empleados) y sentimiento de pertenencia. Como se observa, su composición empresarial con relación al tamaño es un elemento diferenciador si lo comparamos con la composición empresarial de otras economías (caso de España y países de la región LATAM).
De acuerdo a lo anterior, al observar la distribución o composición de las empresas españolas ( Retrato de la pyme), la pyme (0 a 249 empleados), constituyen el 99,8% sobre el total de empresas en el país, observándose claramente, el predomino de la pyme. De igual manera sucede en la región LATAM, donde el peso de la pyme en el tejido productivo (empresas formales) es del 99%, según publicación de la CEPAL: “MIPYMES en América Latina: un frágil desempeño y nuevos desafíos para las políticas de fomento”.
Pues bien, hemos hecho un ejercicio introductorio para poner de relieve la importancia del tamaño, como elemento determinante de la empresa para su éxito en el proceso exportador o de internacionalización. Lo que nos permitiría preguntarnos, ¿Si es factible que la pyme de nuestro contexto Ibero-americano pueda mejorar esta condición? Un crecimiento orgánico y sostenido de la pyme podría aumentar su tamaño en el largo plazo, pero, sin embargo, existen desde el punto de vista de la gestión, decisiones estratégicas a implementar en el corto y mediano plazo para el desarrollo y crecimiento empresarial, como son las alianzas estratégicas o la cooperación empresarial (se generalizó en la década de los 80 y es actualmente una de las estrategias de crecimiento más utilizadas), y una que es de poco uso en el contexto de la región LATAM de cara a las exportaciones o internacionalización, son las denominadas “consorcio de exportación”.
Uno de los organismos con más experiencia y conocimiento apoyando la implementación de los consorcios de exportación es UNIDO (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), exceptuando a FEDEREXPORT (Federación Italiana de Consorcios de Exportación), considerada como la organización con más experiencia en este tema en el mundo. Precisamente, UNIDO propone el siguiente concepto de consorcio de exportación: “Alianza voluntaria de empresas con el objetivo de promover los bienes y servicios de sus miembros en el extranjero y de facilitar la exportación de esos productos mediante acciones conjuntas”.
El consorcio de exportación es un instrumento o mejor, es un medio formal para la cooperación estratégica de mediano a largo plazo entre las empresas (especialmente pyme) que sirve para prestar servicios especializados a fin de facilitar el acceso a los mercados extranjeros. Desde este punto de vista y como lo advertimos antes, las pymes asociadas (al aumentar su dimensión) adquieren competencias, capacidades y recursos para hacer frente, de mejor manera, tanto a los riesgos de la economía global, como a la intensa competencia en los mercados internacionales. La pyme exportadora por si sola, tiene múltiples dificultades para exportar sus productos, como (por citar solo algunos):
– Carecer de conocimiento especializados en el área de comercio exterior, es decir, enfrentarse a la complejidad de los distintos “aros” de la cadena de valor sectorial: aduanas, logística y transporte internacional, operativas de exportación, medios de pagos, promoción comercial, etc.
– Carecer o tener medios financieros muy limitados para toda la gestión del proceso exportador.
– Múltiples dificultades o problemas para cumplir los requisitos regulatorios extranjeros.
– Elaborar productos en cantidad y calidad no aptos para compradores extranjeros.
– Poca o nula capacidad de negociación.
Sin embargo, tales dificultades se pueden superar mediante la cooperación entre la pyme. Estas, al combinar sus conocimientos, recursos, capacidades y habilidades, pueden mejorar de manera importante sus posibilidades de exportación, reduciendo costes y riesgos asociados a la introducción y penetración en el mercado exterior.
También hay que precisar, que estructurar y hacer operativo de forma efectiva un consorcio de exportación no es una tarea fácil. Es fundamental que la institucionalidad gubernamental o distintos agentes en Ibero-américa apoyen y fomenten la figura de los consorcios de exportación, con políticas y normativas de apoyo, que, en últimas, apoyen la creación de un ecosistema por región que brinde soporte a la pyme para este propósito. Pero, por otro lado, también es fundamental que la pyme (su dirección) abandone posturas egoístas e individualistas, acogiendo actitudes de cooperación y colaboración empresarial.
El objetivo de este artículo no es dar una cátedra sobre consorcio de exportación, es más bien, llamar la atención a los agentes o promotoras de promoción a las exportaciones que existen prácticamente en la mayoría de los países de la macro-región de Iberoamérica, pero también, a la dirección de la pyme exportadora o pyme con potencial exportador, de que existe y es posible, a través de decisiones estratégicas, mejorar un elemento o característica de la pyme para su competitividad internacional, como es su tamaño.
Finalmente, para mayor información sobre el tema de consorcio de exportación, os dejo un enlace para acceder a la “ Guía de los Consorcios de Exportación” elaborado por la ONUDI y Federexport, que de seguro, será de gran utilidad. La guía desarrolla cinco unidades, partiendo desde una sinopsis hasta la evaluación del impacto de los consorcios de exportación.
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