Por: Julio Foyaín
Permitirme primero que hagamos una mención rápida del actual contexto geopolítico o simplemente, situaciones o hechos políticos, sociales y ambientales que se están dando en el momento, y que necesariamente afecta el escenario económico a nivel regional, nacional y global:
-Para nuestro caso en España, vivimos la preocupante situación de conflicto entre el gobierno de Cataluña (Comunidad Autónoma) y el gobierno de España, en lo denominado el “procés catalán” que parece, se agudiza cada día más sin verse claras alternativas de dialogo y más, con la manifestaciones y hechos que se están causando por la reciente sentencia del procés a los imputados a la misma.
– La reciente medidas de proteccionismo que acaba de imponer el gobierno estadounidense con la entrada en vigor de aranceles a múltiples productos de la Unión Europea, y que afecta, en gran medida y especialmente, a algunos productos agroalimentarios (aceitunas, aceite de oliva, quesos, vinos, entre otros) de los países de España, Francia, Alemania y el Reino Unido, especialmente. En contraposición, parece que la Unión Europea quiere dar respuesta a los aranceles impuestos, con lo que se podría devenir otra guerra comercial.
– Entre todo y parece que una notica algo más favorable (sin todavía confirmarse), es la culminación de un posible acuerdo de negociación del denominado “Brexit”, a una salida de el Reino Unido ordenada y estructurada de la Unión, que provocaría un impacto menos agresivo y lesivo a las economías de las partes.
– Como sabemos, el seguimiento al conflicto o “ guerra comercial” entre las dos grandes potencias: China y Estados Unidos que comenzó el año pasado (entre las dos grandes empresas tecnológicas: Google y Huawei) y ha seguido escalando, incluso, hasta amenazas actuales de imponer nuevos aranceles o incrementar los actuales.
– Pero no todo para aquí, otros hechos que aúnan más incertidumbre, quizás de la que tenemos actualmente, son las tensiones y conflictos políticos y sociales actuales, por mencionar algunos: el actual enfrentamiento entre el ejército turco y las denominadas milicias kurdas, las tensiones políticas entre Estados Unidos versus Irán, los problemas de emigración, surgimiento de partidos denominados populistas, nacionalistas o antisistema.
– Pero de igual manera, algo fundamental e imperativo y que no podemos dejar pasar por alto, son los problemas con nuestro medio ambiente (convirtiéndose en una preocupación global, donde las juventud está actualmente liderando las manifestaciones y presiones sociales), evidentes con los efectos del cambio climático, los daños y consecuencias que ya empezamos a tener con los fenómenos medio-ambientales: los grandes incendios (en la región del Amazonas, por solo citar esta región), inundaciones, olas de calor extremo, pérdidas de biodiversidad…
Adicionalmente, hay que tener en cuenta, que aparentemente acabamos de pasar una gran recesión económica (inicio 2008/2009) y que, según los economistas, hemos tenido un ciclo económico prolongado de crecimiento (2010/2018: tasa de expansión promedio del 3,2%). Sin embargo, en algunas regiones (caso de España) este crecimiento no ha sido tan evidente, es más, estos beneficios no se han trasladado o llegado a la mayoría de la población, donde prácticamente hemos tenido una década pérdida reflejada en una gran crisis: por solo mencionar las cifras de desempleo superior al 23% (en el momento álgido de la crisis) y que actualmente, alcanza niveles de desempleo cercanos al 14%.
Pero una vez comentada la situación a grandes rasgos a nivel nacional (caso de España), es preocupante también la situación que se vive en la región LATAM (Latino-américa) y El Caribe o mejor, la región LAC (Latino-américa y El Caribe): la tensión e incertidumbre en México por los conflictos o enfrentamientos militares a los grupos del narcotráfico; el fenómeno migratorio de algunos países de la región de Centro-América hacía México y Estados Unidos; la continua y “grave” situación política, económica y social de Venezuela, los efectos de la emigración de sus habitantes a otros países de la región; la declaratoria de la vuelta a las armas de algunos miembros de las denominadas FARC en Colombia, como gesto simbólico al supuesto incumplimiento del tratado de paz por el actual gobierno colombiano, los asesinatos de líderes sociales en el país; las recientes tensiones sociales sucedidas en Ecuador por el alza en la gasolina; la tensión política en Perú por el cierre del congreso decretado; las tensiones políticas en Bolivia entre oposición y gobierno por el intento al cuarto gobierno del actual presidente Evo Morales; y recientemente mientras escribía este post, también en Chile, las tensiones sociales por las manifestaciones estudiantiles por la subida de gasolina; y sobre todo, a nivel más macro, la clara desaceleración económica de las tres principales economías de la región: Brasil, México y Argentina.
El anterior escenario comentado, que por si solo ya se manifiesta preocupante, complejo y con múltiples incertidumbres, presenta en el corto plazo un escenario conservador y algo pesimista. De hecho, la OCDE prevé que la economía mundial crecerá para el 2019 y 2020 al ritmo más bajo desde la crisis, considerándola como un panorama económico “cada vez más frágil e incierto”, producto de todas las tensiones políticas, económicas, sociales y ambientales comentadas anteriormente.
Con el escenario actual y por devenir, las medidas para corregir, prevenir o minimizar los impactos, en primera instancia, debe venir con una actitud positiva y proactiva de los distintos gobiernos de reorientar las políticas económicas, sociales y medio-ambientales a nivel nacional y dentro de los contextos regionales. Para el caso de la región LAC, la OCDE propone una estrategia (ver resumen: “Perspectivas económicas de América Latina 2019: Desarrollo en Transición”), con el objetivo de apoyar el avance en la región hacía un desarrollo incluyente y sostenible (Agenda 2030), donde se destaca, especialmente, la necesidad de aumentar las capacidades institucionales internas y adoptar modalidades más innovadoras de cooperación internacional para el desarrollo. Pero bien, a este nivel y en lo que se relaciona a los gremios, asociaciones y a la pyme, muy especialmente la pyme exportadora o en proceso de internacionalización (sector no gubernamental), ¿Cómo hacer frente al actual y devenir contexto económico global complejo y de incertidumbre?
Desde mi humilde criterio, considero que la pyme de nuestra región LAC o del contexto Ibero-americano (España + Región LAC), que aparte de mejorar los niveles de productividad, en pro de ser más competitiva en los mercados internacionales, debe trabajar, al menos, en pro de 5 elementos para llegar a la competitividad internacional. Estas serían:
– Actitud global y diversificación de mercados: Con la mayor liberación del comercio, la mayor efectividad del transporte internacional y el desarrollo de las TICs, hay prácticamente una caída de las barreras geográficas, lo cual, facilita la multilocalización. En este caso, la barrera importante es el conocimiento intensivo del mercado. Es fundamental que la pyme exportadora, en primera medida, diversifique mercados en su región natural (región ibero-américa) y luego se proyecte, en forma sistemática, a otros mercados potenciales.
– Creación de valor: la integración a través de formas de asociación facilita la gestión compartida del conocimiento y, por tanto, la creación conjunta de valor. Es vital que la pyme se organice en asociaciones, cooperativas, o la gestión de “clúster” para analizar, valorar y mejorar los procesos claves dentro de sus cadenas de valor, tanto a nivel propio como sectorial.
– Diferenciación: las empresas adaptadas al nuevo contexto de comercio internacional establecen estrategias de marketing internacional que apuntan a la diferenciación, con lo cual, es importante que las empresas proyecten estar más cerca del cliente, facilitando con esto, su integración comercial.
– Especialización e innovación: como consecuencia de las decisiones de diferenciación y facilitando su integración comercial, dentro del nuevo contexto de comercio internacional, las empresas necesariamente se deben orientar a segmentos del mercado. La pyme tiene que encontrar/buscar apoyo en los ecosistemas de tecnología e innovación en sus regiones para el desarrollo de sus procesos de I+D+i.
– Cooperación y alianzas: la creación de bloques estratégicos es fundamental para ganar recursos y capacidades en economía de escala, de extensión y de negociación, con lo cual, se hace pertinente la integración en origen, además, de la integración y apoyo en los mercados de destino.
A pesar del actual y devenir contexto económico global complejo y de incertidumbres (factores no controlables), y con base a los anteriores elementos, en últimas, la necesidad de la pyme exportadora o en proceso de internacionalización debe ser el de minimizar los efectos de la desaceleración económica y del comercio internacional, de actuar proactivamente y se debe centrar en una orientación al mercado con mayor cercanía al cliente, es decir, buscando facilitar una adecuada integración comercial. Para mayor complemento de este artículo, le recomendamos leer también: “Características de las organizaciones del futuro: ¿Las identificamos en nuestra pyme exportadora?”
Por lo tanto, y finalmente, la pyme que centra su esfuerzo en la internacionalización debe buscar la segmentación, el desarrollo de su marca, la integración comercial y la multilocalización; donde juega una importancia crucial la estrategia de acceso a los mercados internacionales.
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